lunes, octubre 14

La ruptura en la cadena significante

Es aquí -en el abismo de esta planitud de la imagen en la pantalla, en la proliferación ilimitada de imágenes de la cámara fotográfica, que multiplica espectralmente los rostros, los cuerpos y los mundos- donde se disuelve y muere el cuerpo construido en el espejo a lo largo de los siglos, donde comienza a producirse la disociación del individuo constituido en la conjugación, en la pieza única de un interior/espíritu y un exterior/cuerpo (no menos ficticio por cierto), donde se termina (sin pena ni gloria) la historia espesa de su representación para devenir apariencia.

Piedad Solans. Del espejo a la pantalla, derivas de la identidad.