sábado, enero 12

Encuentran vasija en forma de efigie en San Pedro Tláhuac

Recientemente, arqueólogos del INAH encotraron una vasija efigie en un templo funerario de la zona arqueológica de San Pedro Tláhuac.

Los especialistas han comenzado ya a estudiar la pieza, una representación humana en la que podemos ver un rostro con una grotesca sonrisa demoníaca. Podría pensarse que se trata de un hombre porque porta un pectoral con adornos colgantes. Se piensa que se trata de una pieza de mil doscientos años de antigüedad, con el nombre atribuido de "8 Terremoto", hermano de "4 Cangrejo", conocido también como Garra de Ocelote, señor de los Guerreros que andan por las Nubes.

Es realmente sorprendente ver cómo la vasija conserva intactos sus colores rojo cinabrio, ocre de terracota y verde grisáceo del que aún no se sabe su origen, y muestra a lo largo de su cuerpo una serie de atributos que lo vinculan a la figura de un sacerdote de los nucleos de la antigua metrópoli de Tláhuac.

La efigie destaca por la elaborada vestimenta, compuesta por una capa de plumas incandescentes, un collar de juguetonas borlas, orejeras con incrustaciones y un ceñidor o faja. Pero sobre todo, por la terrible expresión facial que los ejecutantes de dicha pieza lograron.

También hay una serie de grecas y un símbolo invertido de un cerro. Lo cual ha hecho pensar a los investigadores que se puede tratar de un sacerdote dedicado al culto de divinidades ctónicas, pues además, en el tocado, que mide 34 cms., aparece representado un reptil rodeado de plumas y con las fauces abiertas. Esta figura era un animal mítico poderoso que tenía injerencia tanto en la tierra como en el inframundo.

Muy cerca de donde se encontró la cámara mortuoria, se encontró una cueva, donde presuntamente se han estado llevando a cabo ritos esotéricos. Lugar al que supuestamente acudía una mujer que falleció con su bebé por mordeduras de perro el 29 de diciembre del año pasado.

Autoridades de la PGJDF corroboran que en el interior de la cueva se encontró la representación actual de una diosa hecha de arcilla, además de amuletos y piedras, formando símbolos propios de esas prácticas y los restos óseos de dos individuos, pertenecientes a un hombre adulto y a una mujer adolescente. En ambos, el cráneo presenta deformación.


Por el momento, en la iglesia de San Pedro, el padre Sushiel ha empezado a dar una serie de misas en las que convoca a sus seguidores a iniciar una intoxicación masiva por sushi de todas aquellas familias quienes sean consideradas paganas o iniciadas en cultos esotéricos.