martes, diciembre 7

La costilla de Adán (o de la hainamoration)







"A otros el universo les parece honesto. Les parece honesto a la gente honesta, porque tienen los ojos castrados. Esta es la razón por la que temen la obscenidad. No experimentan angustia alguna si escuchan el grito del gallo o si descubren el cielo estrellado. En general, disfrutamos de los 'placeres de la carne' a condición de que sean insípidos." (George Bataille, Historia del ojo, 1928)

Su alucinación no es más que una reminiscencia del pasado. Lo que más le gusta es sentir el pulso de quien la cama reconoce. No detenerse a ver la tele y tocarse es algo difícil de lograr. Imágenes de niñas tontas que discuten por ser la mejor, de mujeres hermosas que se esfuerzan por ser siempre vitales.

Ser feliz sin tener que vomitar después de una bebida tóxica, ser feliz aún después de la bebida tóxica. La ausencia de Danette está en el frío que se cuela entre las piernas desnudas y abiertas, que son el boleto de entrada a un campo donde pronto una bruma imposibilitará la visión.

En el 2005 Danette disfrutaba de comer huevos con manzana y postres con jerez. Disfrutaba también de ver la estática en la pantalla. Después, algunos años después, decidió desconectar el aparato. Ahora algunas veces se siente como una niña huérfana, sin estática, sin manzanas con olor a paprika y orégano.

No tendrá bebés. Muñequitos de tela y plástico saldrán de aquella musical vagina a la que no le interesa saber nada del new wave. Una pequeña balsa llevaría, en teoría, al paraíso de la medusa. El chicle de menta no fue para Danette, pero hasta ahora se lo traga. Hartazgo de una época. Sentirse inverosímil porque siempre hay una indecente nostalgia que no permite reír a gusto. Sí, hay una historia -que no es necesario escuchar-, no todo es simulacro.

Apocalíptica e innecesaria para la felicidad, Danette yace moribunda sobre una gran pila de televisores enmohecida bajo aguas turbias y azules. Una ballena gorda se la ha tragado y escupido con rabia.