lunes, agosto 26

Barroco

Lo barroco estaba destinado, desde su nacimiento, a la ambigüedad, a la difusión semántica. Fue la gruesa perla irregular -en español barrueco o berruecco-, quizá la excrecencia, el quiste, lo que prolifera, al mismo tiempo libre y lítico, tumoral, verrugoso; quizá el nombre de un alumno de los Carracci, demasiado sensible y hasta amanerado -Le Baroche o Barocci (1528-1612)-; quizá, filología fantástica, un antiguó término mnemotécnico de la escolástica, un silogismo -Baroco. Finalmente, para el catálogo denotativo de los diccionarios, amontonamientos de banalidad codificada, lo barroco equivale a "bizarrería chocante" -Littré-, o a "lo estrambótico, la extravagancia y el mal gusto"-Martínez Amador.